sábado, 1 de junio de 2013

Donde estoy, quién soy, a dónde voy? AHHHHH! Mundo frená que me quiero bajar!!! PARTE I

En Octubre de 2011 debuté como pasajero sujeto a espacio. Éramos un grupo de 6 compañeros de oficina que íbamos a conocer Denver. Dos del grupo iban a un reci de Foo Fighters, el resto acompañaba y conocía los alrededores (es una linda ciudad!).

Llegamos al aeropuerto, y ya nos la vimos complicada cuando el Jefe de Base nos dijo: reservaron los remises para volverse a su casa esta noche? FUCK! Resulta que otra aerolínea había cancelado y pasaron sus pasajeros a los vuelos de la que yo trabajo, generando sobreventa.

Teníamos tres opciones: Miami, Dallas y nuevamente Miami. En ese orden salían los vuelos. De ahí, conectábamos a Denver. Se hacía la hora de salida del vuelo, y nadie se acercaba a decirnos: suben tal, tal y tal (así funciona).
Siendo las 19.15 y saliendo la primera opción a las 20 hs, se acerca un chica y escucho: Manzotti, sube. Los miré a mis compañeros con una cara de terror absoluto. Era el único de los 6 que subía en ese vuelo. Corré que no llegás me gritaban! (Tenía que hacer seguridad y migraciones, aún). Pero qué hago? A dónde voy? Cómo hago cuando llego a Miami??

Corrí y pedí permiso. Algunos pasajeros me dejaban pasar, otros no. Entre los nervios de no llegar, y los nervios de cómo carajo iba a hacer para llegar a Denver no podía más. Estaba más cagado en las patas que no se qué. Salgo de migraciones y corro. En eso una chica de la puerta de embarque me grita, Manzotti? Sí, respondo! Vení que se va el vuelo!!

Me dan la tarjeta de embarque, y me había tocado primera clase. Asiento 4G. Subí al avión, seguía con miedo. Me tranquilizó reconocer a una de las tripulantes, con las cuales había estado dos semanas atrás en un evento que organizamos los empleados de la empresa. Me acuerdo que le dije, cómo hago cuando llego? Y me respondió: vos seguí al resto y no te vas a perder. Consejo sencillo, pero dio resultado.

El avión despegó, no lo podía creer. Empezaba toda una aventura. Era mi primer salida del país. Mi primer vuelo de tantas horas. La alegría se mezclaba con el miedo y la incertidumbre. Esa noche se me cruzaron muchas ideas, una fue quedarme en el aeropuerto todo el día y volverme en el primer vuelo a Buenos Aires. Estaba asustado. Apenas dormí.

Había perdido contacto con mis compañeros de vuelo. Rogaba que hubiesen podido subir en los vuelos posteriores. Habíamos quedado en que me mandaban un sms con las novedades, y yo lo iba a ver una vez que llegase a Miami.

Y ahí estaba yo, sentadito en mi 4G, sobrevolando el Amazonas. Camino a Miami, chico!


JM